La alegría de vivir by Orison Swett Marden

La alegría de vivir by Orison Swett Marden

autor:Orison Swett Marden [Swett Marden, Orison]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2009-11-26T22:00:00+00:00


XVI. ALQUIMIA MENTAL

La sonrisa es una verdadera fuerza vital, la única capaz de mover lo inconmovible.

Le preguntaba a su padre el hijo de un cortijero:

-¿Qué quiere decir optimista?

Y el cortijero respondió:

-Mira, Juan, yo no puedo definirte esta palabra ni muchas otras, según el diccionario; pero si quieres tener idea de lo que significa optimista, acuérdate del tío Enrique, pues conjeturo que si algún optimista hubo en el mundo fuélo él. Todo le salía bien, y especialmente lo que de más trabajoso había de hacer y que hacía gustoso.

Una de las cosas de mayor repugnancia para mí era cavar la tierra en pleno sol de verano, y cierta vez que me rezagaba un poco en el campo, me clavó los ojos tu tío Enrique, y me dijo: “¡Muy bien, Jai-mito! Cuando hagamos estas dos filas de surco, tendremos medio he-cha la pieza.” Y dijo esto en tono tan cariñoso, que no me hubiera sentido yo tan halagado de estar ya listo el trabajo.

Pero la faena más fatigosa para mí era la de limpiar de piedras el campo; y sin embargo, el tío Enrique la miraba como si fuese la cosa más divertida del mundo. Una vez, luego de cavada la tierra, nos mandó nuestro padre a quitar piedras, y estaba yo a punto de rebelarme, cuando me dijo tu tío Enrique:

-Ven, Jaime. Nos vamos a divertir en grande.

Y me llevó al campo y nos pusimos a jugar con las piedras tirándolas a lo lejos como en pedrea y fingiendo al encontrarlas que eran pedazos de oro, con lo que al cabo de la jornada estaba limpio de ellas el campo, sin cansancio ni aburrimiento por nuestra parte.

Una mente optimista es como prisma que absorbe irisados colores de las cosas invisibles para el pesimista. Pero el prisma no crea los colores del espectro solar, porque sintetizados están en la luz difundida 94

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por doquiera ante nuestros ojos. El prisma separa los colores y los hace perceptibles a la vista.

Todo hombre habría de tener una lente optimista que le permitie-se distinguir lo excelente en lo vulgar y le revelara cuantas bellezas existen a su alrededor. Muy pernicioso es andar entre las gentes con semblante que denote el desencanto en vez del gozo de la vida. Deplorable cosa es ver a quienes van por el mundo sudando hieles y todo les parece siniestro, porque sólo reparan en lo horrible, tedioso, áspero y pésimo. Hay gentes que únicamente advierten lo desagradable, malig-no y perverso. El pesimismo siempre destruye y nunca construye. Necesitamos gentes que rebosen de gozo y aparten la vista de lo amargo y perverso para admirar la belleza y perfección de este mundo de Dios y no el mundo fabricado por la culpa, la discordia y la enfermedad. Necesitamos gentes que sepan ver en el hombre la pura, limpia, sana y saludable imagen de Dios y no el horrible, enfermizo, discorde y gro-tesco hombre adulterado por los malos pensamientos y las culpables acciones.

¡Oh! qué abundancia de bienes atesora un alma luminosa.



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